Pocahontas vive el mayor reto de su vida en su viaje a Inglaterra. Con la ayuda del apuesto John Rolfe, buscará la paz de su pueblo. Mientra se prepara para el baile de la Caceria, abre poco a poco su corazón a Rolfe. Pero la misteriosa aparición de John Smith sumerge a Pocahontas en un dilema... elegir entre dos amores y dos maneras de vivir. Pocahontas 2 Critica: Continuación de la primera película, aunque esta vez se queda en una versión muy plana. No aporta nada nuevo con respecto a la anterior película, a pesar de empezar bien y estar ambientada, incluso con algún cameo simpático de un personaje histórico, el cual no voy a nombrar. La trama de la película no es mala, pero está poco desarrollada, parece más el capítulo de una serie de televisión. Prácticamente se han cargado la historia de la primera película, lo que nos lleva a una decepción, al menos a mí. El futuro a veces es triste. Las canciones son majas, aunque no me impactan de igual manera, aunque tampoco las de la primera película me impactaron. Los personajes siguen en su mismo rol, aunque podrían haber introducido algún personaje carismático que le diese chispa a la película. Pienso que prácticamente estas secuelas, al igual que muchas otras, son solamente para recaudar dinero. Aquellos que disfrutaron con los grandes clásicos Disney, sienten nostalgia y compran estas películas, directamente sacadas a vídeo (DVD ahora, prácticamente) para recordar viejos tiempos, aunque en este caso solamente pasaron tres años y aquellos fans de Pocahontas aún tenían la resaca de la primera. Lo aprovecharon bien. Pocahontas 2 Es una pena que haga Disney esto, ya habían empezado con los rescatadores, aunque no lo hicieron mal (fue más de lo mismo) y siguieron con Aladdín, que al menos no quedó tan mal pero se notó que no era la primera (aparte de ser cortísima), y el resto...Sin comentarios, aunque no las he visto todas. No sé que más decir, es todo tan simple y plano. Los valores defendidos son los mismos, pero de peor manera. En total, un 4'5. Pocahontas 2
Critica: Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.Joe Bell
El espíritu de la Navidad simboliza la unión familiar y en la generosidad, pero cuando Max ve que su familia se resquebraja pierde la fe en estos valores. Esto despertará la ira del Krampus, un ser mitológico que acecha al niño y a sus parientes para atormentarles las fiestas y hacerles vivir un infierno. Para enfrentarse al Krampus y salvar la vida, Max y los suyos tendrán que dejar a un lado sus diferencias y unir sus fuerzas contra el monstruo. Krampus Critica: Tenía tantas ganas de que me gustara esta película, pero desgraciadamente las expectativas no han sido cumplidas. Tiene unas bajadas de ritmo alarmantes y muchas ideas en unos campos y muy pocas en otros. Te dan una de cal y otra de arena, las pocas escenas con más ritmo están bastante bien rodadas, tanto por el genial diseño de las criaturas (geniales pero repetitivos) como por la preciosa fotografía de Jules O'Loughlin. Hay unas interpretaciones más que decentes por un puñado de actores y actrices curtidos en la televisión, la mayoría en comedia, género a la que la película recurre constantemente. Krampus Entonces tenemos buenas interpretaciones, buena fotografía, alguna escena bastante curiosa y una gran banda sonora ¿cómo puede defraudar una película con estas bases? Pues que el guión tiene menos fundamento que una sopa de agua. Las escenas de acción están muy espaciadas entre sí y entre medio montones de momentos intrascendentes que acaban por aburrir, cosa que ni por asomo creía que iba a pasar antes de empezar a verla. Como decía antes los cuatro o cinco diseños de las criaturas son muy originales pero no están bien aprovechados por, irónicamente, utilizarlos demasiado. Los mismos bichos van apareciendo una y otra vez sin más elementos que mostrar que los que han hecho la primera vez que salen, imagino que esto es más por motivos presupuestarios pero no se, podrían haberse pensado algo más. También te puedes olvidar del terror, es totalmente inexistente, hay poquitos sustos y todos muy-muy flojitos. Una pena la verdad. Krampus Dirige Michael Dougherty (Truco o trato) y co-guioniza junto a Todd Casey y Zach Shields. Tomando está película como base creo que dirige muy bien y escribe muy mal, pues hablando de aspectos técnicos Krampus está realmente muy bien hecha, se le nota mimo y potencial pero luego plasma el guión que él mismo ha ayudado a escribir y la cosa se despeña. Muy curioso el momento animación, y muy bien hecho, por cierto. Protagonizan Adam Scott, Toni Collette, David Koechner y Allison Tolman, todos ellos hacen un buen trabajo al igual que los niños, que son odiosos pero en este caso hecho a propósito. Krampus
Sarah (Alison Brie) es una joven peculiar con debilidad por los caballos, aficionada a las manualidades y a las series policiacas sobrenaturales, cuyos sueños lúcidos irrumpen cada vez más en su vida cotidiana. Horse Girl La chica Critica: Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. La chica Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. La chica
Las fuerzas de Saruman han sido destruidas, y su fortaleza sitiada. Ha llegado el momento de que se decida el destino de la Tierra Media, y por primera vez en mucho tiempo, parece que hay una pequeña esperanza. La atención del señor oscuro Sauron se centra ahora en Gondor, el último reducto de los hombres, y del cual Aragorn tendrá que reclamar el trono para ocupar su puesto de Rey. Pero las fuerzas de Sauron ya se preparan para lanzar el último y definitivo ataque contra el reino de Gondor, la batalla que decidirá el destino de todos. Mientras tanto, Frodo y Sam continuan su camino hacia Mordor, a la espera de que Sauron no repare en que dos pequeños Hobbits se acercan cada día más al final de su camino, el Monte del Destino. The Lord of the Rings: The Return of the King . El señor de los anillos Critica: Cuando se realiza una trilogía, normalmente el punto flaco suele ser la tercera parte, pues las ideas se acaban, y se recurre a repetir lo bueno de las primeras entregas, con la consiguiente falta de originalidad. Y sobre todo en las películas épicas, donde se suele dejar de lado la parte íntima de los personajes, para llevarlos hacia grandes batallas y gestas que serán dignas de recordar por los siglos de los siglos, amén. Pero Peter Jackson no. En el guión de esta película, los personajes sienten, respiran, y evolucionan, y todo ello en un grandísimo mundo épico que no escatima ni un ápice de espectacularidad. El señor de los anillos Muchos critican a Jackson de haber hecho su propia versión de la obra maestra de Tolkien, de la que yo soy ferviente seguidor desde hace mas de 10 años, y en ningún momento me sentí ofendido por la adaptación. Partiendo de la base de que un libro debe ser trasladado al cine, y no copiado, Jackson logra un trabajo soberbio, pues consigue lo que Tolkien hubiera deseado: que tuviera la esencia de su obra cumbre, y ciertamente, la trilogía de Jackson la tiene. No por calcar el texto original vas a hacer una mejor adaptación, cosa que algunos no entienden. El señor de los anillos Un texto tan rico en metáforas, dobles sentidos, y una maravillosa moral, está patente en la película, y nos demuestra que todos, sin excepción, por muy pequeños que seamos, podemos cambiar el mundo si nos lo proponemos, y somos honrados de corazón y si no nos rendimos jamás. Con la ayuda de la amistad se puede salvar cualquier obstaculo. Y de éso se da cuenta muy bien Frodo, a quien vemos avanzar durante la obra, y convertirse en lo opuesto que era al comienzo, al igual que Aragorn, o Sam, o cualquier otro miembro de la compañía, que cambiará conforme las circunstanciaslo hagan, y serán unos personajes que calarán hondo en el espectador. El señor de los anillos
Billie Eilish interpreta las canciones de "Happier Than Ever" acompañada por FINNEAS, Los Angeles Children's Chorus, la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, dirigida por Gustavo Dudamel, y Romero Lubambo.Happier Than Ever: Una carta de amor para Los Ángeles Critica: Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.Happier Than Ever: Una carta de amor para Los Ángeles